Colección digital de poesía Hesnor Rivera (I)

 

Maracaibo, 2009

para Claudio e Isabel,
Carlos y Saibet Ekmeiro
 

para Dexy Linares


Una obra de arte es buena si ha nacido al impulso de una íntima necesidad. Precisamente en este su modo de engendrarse radica y estriba el único criterio válido para su enjuiciamiento: no hay ningún otro
Rainer María Rilke

Las cartas de amor, si hay amor,
tienen que ser
ridículas.
Pero, al fin,
sólo las criaturas que nunca escribieron
cartas de amor
son las que son
ridículas.
(Todas las palabras esdrújulas,
como los sentimientos esdrújulos,
son naturalmente
ridículas.)
Fernando Pessoa

Con piedra viva escribiré mi canto
en arcos, puentes, dólmenes, columnas,
frente a la soledad del horizonte,
como un mapa que se abra ante los ojos
de los viajeros que no regresan nunca.
Eugenio Montejo

La poesía nos interroga sobre el ser
Heidegger

Nombrar, tomar las palabras, obrar, nunca ha sido fácil porque se necesita pureza y arrojo, porque la poesía nos exige ir hacia nosotros hasta desnudar el fuego interno… La voz urbana expuesta a la ciudad y a las letras que retoma preguntas fundamentales: ¿quiénes somos?
Ana María Barrios

Palabras in/necesarias
J.L Monzantg

Utopía del beso es la constancia de un tránsito. Un catálogo de confesiones en el que las candelillas de la mañana dan paso, mutan, por gravedad temporal, en la soledad fría y lasciva que nos viene de las urgencias de la noche. Es, también, y ante todo, una declaración de amor, declaración ridícula —bien lo sabe Pessoa— en la que amor es sexo, y sexo es, por fuerza, por inercia, antología del desencanto.
La mayoría de la edad, ese momento que viene acompañado, las más de las veces, de la libre contingencia de lo sexual y del desengaño —ya no más doncellas para la vida, sí a «la inerte presencia de la doncella de la muerte»—, es tierra de labranza para el temprano cultivo de memorias, de recuerdos publicados hoy, que mañana, ¿quién puede dudarlo?, se hará necesario negar para reinventarse.
La imagen poética, otra vez la imagen del amor, es puesta en escena con todos los recursos de la naturaleza. La experiencia poética pensada, trajinada desde geografías distantes, desde otros referentes naturales y culturales; la espontaneidad del amor imaginado, simbolizado —desde la biología de los tres o cuatro lustros, de los primeros decenios— en el beso.
Dialéctica del espíritu de los tiempos, el desengaño es esperanza poética; melodía que marca la búsqueda de la erótica universal; vocación para volcar, sobre papel, la vida; soledad confesa, gritada, porque duele —cómo si no— hacer poesía en carne.
Utopía del beso se nos convierte en una(otra) de esas maneras de vivenciar y de honrar el luto. De expresarlo sin manchas, con manchas; sin testigos inmediatos, con el mundo como testigo de un destino en el que agobia la fuerza expresiva de los clavos —esos «clavos del destino», ese «clavo de historias repetidas»— que invitan a la opción del suicidio como coronación. Es el amor a la vida que exorciza la muerte regodeándose en sus límites, como retándola, como avisándole otros destinos.
Fuerza expresiva que acompaña el experimento con la palabra; experimento que viene del goce, que se avecina con el disfrute del ejercicio poético y que es, también, sacrilegio, profanación de esa palabra. Un sustantivo apacible violentado por la hostilidad agreste del adjetivo adverso, adversativo. Experimento poético que pasa, todavía, por la cartografía del espacio que ocupan las palabras.
En la anarquía de lo gráfico, de lo sígnico, el poeta —en su mudanza de lo pueril, en su dejar de ser niño— relata desencantos y algunos de sus desafueros. A un tiempo es evocada la experiencia imberbe, alucinada, alucinante, de la droga y el alcohol para saber lo que ya es sabido; al tiempo es publicada, otra vez, la rebeldía de los dos decenios tipificada en el manual del rebelde que mañana, por mecánica de la misma gravedad, del mismo espíritu universal, objetará rebeldías.
El experimento adquiere, entonces, la forma discontinua del camino por hacer. Acaso tan sólo busca el poeta la receta del «eterno poema» en el regusto por la palabra que eclipsa el desenfreno erótico para dar paso, apenas, a la sensualidad de la ilusión. En la soledad del suicida, desde el peso del destino, comienza a ser útil, -también- la confesión encriptada.
Hay un relato poético que usa la expresión del otro, palabras de otros, para buscarse y relatar lo propio. Hay un tono, se anuncia un estilo desde la vivificación de la mirada poética. El poeta sabe cuándo guardar, en suspenso, adjetivos; cuando oscurecer la rima novel. Son, pues, tiempos de definiciones, de anuncios, de boceto de poemas que no están… que vienen.


Musa

Mi doncella de estrellas
eres madre de mi mente
el ejemplo de mi palabra
la salvación de mi alma,
eres religión de mis actos
el abandono a lo superficial,
mi alma es tu alma.

El poder de un mundo
pintoresco, eres tú
revelas la belleza
con ojos de diamante y corazón de nácar
cuando bailas por pasillos imaginables,
y los que no son también.

Tu música es el sentimiento
que abarca el espacio sideral
Musa de mi vida.
Mi poesía.


Utopía del beso

Nace en el temblar de huracanes
una mirada que acaricia tu piel con la luna,
tu voz en el arco del silencio
borra los versos para no reír,
el llanto se pierde en la luz de la alegría
jugando con tus ojos crepusculares.

Vuela, y se alza en el infinito claroscuro,
el beso que te envío con el viento,
abraza los labios, déjalos desnudos
en sueño que desvela el canto de belleza
en mi cuerpo de mujer,
como copas llenas tu espíritu sobre mi pecho
dejas el suspiro en tu boca
con el deseo de medianoche.

En lo hondo de tu boca se entrelazan
cantos que se callan,
que esperan ser escuchados,
que juegan en lo infinito de tu cuerpo,
que se graban en el escándalo de sábanas azules.
Queda tu beso, tu perfume entre cuentos,
grita el corazón y mis dedos silencian
lo que no quiere perder,
pero tu recuerdo bebe piel.

Como liebre, vive espontánea la utopía del beso
que se pierde
que juega
que muere.






Ódiame como me amas
y haz como si nunca fuimos tú y yo
Ódiame en los amaneceres
si no me ves a tu lado,
para lo nuestro nunca hubo un mañana
Ódiame una y mil veces
por no ser lo que te prometí
Ámame, Ódiame
Ódiame más de lo que me amas
y arranca toda mi piel
como a tu enemigo
y llévate mis recuerdos
Ámame, Ódiame






Tus ojos ya no quieren despertar
al tiempo que no corre.

Minutos escondidos.

Y muere la primavera
en tus manos sordas.

Querella que se escapa
entre los árboles.

Tu sueño profundo es sinónimo
de los clavos del destino.

Incrédula luciérnaga
que intenta darte vida.

Cae una hoja,
nace otra nueva.

Frío que no callas,
entre sábanas de otoño.






Abandonada en el rincón
la arropa el frío
llueve melancolía
su ausencia cuenta los minutos
que son testigos del espejo;
la miro y no la entiendo,
me callo y sólo escucho su respiración
me acerco a consolarla
pero voltea su mirada

sus pétalos deciden irse con el día
su ausencia es el juez y decide quedarse

la habitación está sola
yo tampoco estoy.






Sálvame del silencio que provocan mis ojos,
de lo falsa que se puede volver mi sonrisa bañada en sal,
sálvame de un sueño que no se realice
sin melodías,
ni líricas cantadas;
libera mi alma a un sentimiento neutro,
cuando lo bello que circunda es polvo.
Desangran mis palabras un vacío maldito
con escrituras que respira el clavo de historias repetidas,
salva a mi corazón de un beso que está muerto.

Sálvame de la mentira de mi boca,
del te quiero que golpea
los pocos lugares sensibles en mi piel,
espinas corroen una realidad,
que se va y no regresa.

Tramposa la brisa que me llevó y me abandonó.
Me agoto en mi desaliento gritando,
una vez más,
que vengas por mis versos.






Salpican las hojas de un árbol,
corre el río,
tu rostro perdido dibuja en la brisa la ilusión,
aves que cantan a lo lejos hacen brillar tu mirada
que se pierde,
ya no hay luz y se oye como funeral
la música de tus versos
que conjugan las notas de mis dedos,
tocándolos
mientras tus pupilas parecen
sol de noche clavándose en mi pecho.


Estigma

Inerte frecuencia de un suspiro
marginado y penetrado por el odio,
llora sangre de olvido,
respira dolor embarcándose en la decepción;
se pintan caras en la superficie de un recuerdo
espantado en la mierda.
Las lágrimas susurran el tiempo
empolvado y hecho trizas con tus palabras
que marcan mis manos;
es un intento de crear el momento
que se desvaneció en el cuchillo
que roza mis venas y gotea soledad.
Escapa mi alma con sonrisa macabra
encendiéndose en llamas de melancolía.






En la soledad del universo
mis pensamientos vagan libremente
en el recuerdo de tu sonrisa,
enmarcada en la galería de mi alma.

Escucho lágrimas que van por tu rostro y caen al vacío;
escucho el silencio allí donde la melancolía se hace dueña,
allí donde termina tu alegría se esconde mi pena.

Me miras fijamente con tus azabaches
y mi piel tiembla por tu presencia;
el sonido del silencio recorre nuestros cuerpos.
¿Qué es todo esto?
¿Un sueño de un lugar infinito como el cielo?

Cuando el atardecer se une con el mar
allí tus labios, sublime pasantía
que me lleva a surcar el viento
con el sigilo alborotado de tu palabra.






No busques atraparme en tu piel
cuando el poder lo tengo yo,
tus besos son gotas que resbalan a mis labios sin tener efecto,
las mariposas no vuelan,
mueren como el sol.

El deseo se refleja en un espejo gris
dejando de tener sentido,
soy doncella de recuerdos, sed de ti;
eres esclavo de tu pensamiento
amarrándote a mis vestidos;
tus caminos en mi piel llegaron a su fin,
triste, misterioso,
dibujan sin luz un adictivo calor hacia mi ser,
mi alma ya no te respira.

Ven y sigue rendido a los besos que aliviaron tus fríos
y ahora son el fuego que encienden veneno,
un simple suspiro duerme en lo siniestro de la soledad;
noche que te llama a morir y soy yo.






Mil estrellas mueren donde hubo una flor,
las sonrisas que fueron canción
hoy son fúnebres sonidos del olvido

las voces del alma hablan por sí solas
haciendo un intento de escribir versos en el viento.

Se mancha la gloria de falsos sentimientos
y un suspiro suicida
apagado por la lluvia
extiende el rocío en campos de amargura y dolor.





Besé tus ojos y dejé que mis manos caminaran por tus ropas,
mi voz domina,
escribes perfumes que llevan a la brisa nocturna hasta la mañana
te haces poeta de mis piernas
ocultas lujuria con sinónimos de amor,
horizonte encanto de mis labios
tu mudez habla con el deseo que nos persigue
en los minutos de la madrugada,
minúscula sombra se posa en un lugar borrando cadenas
alucino tu tacto.





Una sonrisa melancólica se dibuja en la esencia de lo perdido,
filtrándose entre filosofías muertas,
no dejan ni el rastro de lo perfecto,
y se funde entre alegría la mirada sollozante del rencor,
deja la inimaginable presencia de lo que llaman razón.

Lucho, lucho por un semblante de alfileres fantasía,
descubren el rostro del olvido que enmarca la melodía del silencio,
la claustrofobia de un beso.
Palabras de polvo dicen historias,
retumban en mis oídos.

Un mundo frío lleva factura a la luna que finge mirar,
agita las voces en el oscuro ciclo,
malgastan espadas,
un mundo que no juega más de lo que puede
y dificulta más de lo que debe.
Una sonrisa melancólica es opio de caricias que desgarran
la rutina de los momentos,
es menos que el suspiro de la mañana
rompiéndose, en lo lejano,
la muerte lenta de una flor que busca redención.





Entre escombros y llanto
fumo la ausencia de la alegría,
perturbando la fantasía de besos perdidos en el viento.

Muero donde nacen las lágrimas
y el dolor besa a la melancolía,
revivo en el abandono de la soledad
dibujando el ruido de la luz que empañan mis lentes.

La tristeza cabalga por mi mente derrumbándose
con la inerte presencia de la doncella de la muerte
creando en las nubes hilos del destino





Corazón de piedra que forma mi humanidad,
pinta en la oscuridad un cálido pasaje de experiencias,
un puede ser en un camino sin fronteras.
Construye soledad,
un espacio donde el llanto tiene un lugar,
un lugar que desemboca en el caer del día,
besa la tierra en su vaivén de desdicha,
adorna mariposas en sus esquinas
donde florece la luna en un centellado de ilusiones fortuitas,
colores microscópicos,
aves que navegan por cielos sin destino,
sin tiempo.

Coraza cubre el amor del dios de mi cuerpo,
no tiene nada,
un eco retumba en paredes de cristal,
rompe el silencio, lo hace sangrar,
y me observa mi alma entre brillantes melodías, danza la piel en tierno crepúsculo, con lanza invoca al fin de días cuando la sonrisa incitaba a la tristeza hacerla suya,

mi pensamiento, herido, amigo del miedo,
esperanza a la muerte con mi alma empolvada en recuerdos;
corriente que arrastra mis pasos al fuego de esta vida maldita
después de la mía.





Y qué si lo bueno se convierte en malo
si piensan que lo mágico no existe.
Valle de sombras contaminado
Luciérnagas que iluminan el camino de lo perdido.

Y qué si las sombras ya no son negras
si lo blanco pierde brillo.
Se clavan en un infinito, los ojos,
al aire que consumen los mortales, se acaba.

Y qué si lo bonito deja de serlo o nunca fue,
un sentido se vuelve un verso sin ser escrito,
se lleva a un beso sin ser tomado.

Y qué si la muerte pasea y pasea mientras los infieles
se alejan encadenados al llanto con la sonrisa muerta.


Ave

Todo está en un laberinto, entre silencios,
que sujeta mi alma a tu presencia,
he muerto en tus ojos y he visto renacer en tus manos
la mancha de un lamento,
un canto ilusionado provoca la maldición en mis dedos;
ave de profundidades salva la voz del entierro al que condenas,
entre barras de acero que el fuego no puede fundir;
huele a soledad a donde voy,
y se convierte en suicida el destino
besando mis pupilas dormidas,
el tiempo que me abandonó en traiciones,
luciérnagas dibujadas en los cuadros de mi habitación.





Los ojos hablan a tus oídos
recuerdan el sueño de tu boca,
suave y rosa del viento,
como jauría en el cielo,
delicado
color azulejo.

Las palabras miran tu carne
dibujándose en el estero de mi sombra
sintiendo lo tuyo, lo mío.

Las miradas piensan, los astros,
tus labios callados
melodía opacada por el viento,
bosque inexplorado,
corre y busca la palabra perdida
escrita sin ser leída,

escucha lo que escriben,
mira lo que hablan,
una filosofía encarnada en lo que llaman poesía.


Y su belleza ya no estaba…

El sol despertó con las aves
y un hilo dejaba ver el cuerpo acomodado,
pasa el momento, deja la sonrisa y se diluye la belleza,
se hizo nulo aquel día, cuando, a lo lejos, se escuchaba el rechinar del rincón y un susurro de la silla que plantaba, en el día, una vida perdida.

Adormecido en la paz de la silla.
Así eran todas sus mañanas.
Hojas caídas en la oscura vida,
ojos que apenas abrían camino a la llama del horizonte,
sólo escucha el soplar del viento en las rejillas de sus ventanas;
su cuerpo apenas caminaba con aquellas débiles piernas,
buscan un sitio en el rincón para encontrarle sentido a lo que hacía,
de nuevo se planta en la esperanza y la deja pasar sin hacer nada,
sin luchar;
deja que sus ojos se apaguen
y los recuerdos descansen en el olvido.

Las arrugas de la vida se dejaban ver,
liberando el cansancio de la juventud,
las gotas caminan por su mejilla,
dejan migajas a un camino desconocido.

Sus manos fantasiosas salían a correr los papeles
y sus pupilas se sumergían entre palabras frías,
servían lo único que lo hacía vivir, escribir.

Junto a su silla, una mesa cobijaba el polvo de sus libros
adivinando la receta del eterno poema,
líneas infinitas que llenan un alma que se perdía en el abandono,
por eso el día le parecía igual cuando su lápiz se fundía
en papeles que no veían el final
y la belleza de una palabra no tenía sentido.





Música triste como mi sonrisa
Como caminar pausado
Triste voz como clavel marchito
Triste personalizado.

Triste nube cargada de llanto
llanto que moja mi alma.

Es triste ver el horizonte
y no encontrar nada
Triste es buscar
entre tus versos
y no dibujar esa palabra…

Tristeza es la que rodea
mi cama y debajo de ella
la alegría asustada.

Triste es estar entre sábanas
de flores
y no sentir…

Triste es pensar que
vivo
que vivo pensando en algo lejano.

Triste es el ánima sola
triste estoy yo que muero
escribiendo estos versos.

Triste es aquel poeta que
por falta de imaginación
no puede seguir…




a Julimar Moreno

Necesito una palabra para terminar,
no la encuentro.
Tengo que buscar un final a la historia,
creo que no existe.
Paso a buscar el diccionario
y no sé dónde empezar.

Con esa palabra podré culminar esta historia.
Quizá aquí lo tenga, pero ni yo misma sé cómo empieza.

Necesito una palabra para terminar.
¿No existe?, ¡¡no lo sé!!
¿qué palabra será?, es sólo el
FINÉ.





Van dos seres paralelos a su destino
un mismo obstáculo atraviesa sus vidas
y en la distancia se marcan miradas inocentes
que no cuentan los segundos, la tristeza;
una,
otra vez,
un boomerang, el juego de la adrenalina,
la historia repetía
una promesa jurada con su vida empañada por justicia,
sus lágrimas bañaban escombros de sonrisas
que nunca fueron protagonistas.

En su pensamiento volaba toda su vida
y la de otros que morían firmando en el cartel de nieve
y el tiempo lo aleja de las estrellas,
de un abrazo de su hija,
la inocencia consumida en cocaína.




Si yo, tú.
Si tú, yo también.
Si lloro, ríeme.
Si ríes, lloraré,
pues somos el equilibrio,
dos mitades que forman un sueño.
Txus Di Fellatio

¿Qué habéis hecho?
herid mi alma, mi corazón
rompéis el cristal en mi mirada
desgarráis las ropas que me habéis encadenado.
Pintáis de sangre mi voz…

Besad el viento, no os quiero cerca
quemad las dolencias y el amor por vos
habéis hecho de mí, víctima
que pasea en las líneas de vuestro insulto
y aquí te escribo si yo tú…

Robáis el espíritu libre y enamorado
no insinuéis, no juguéis,
si tú yo…





Una lágrima exhala confusión,
conjuga falsas promesas en un ciclo de neuronas,
los ojos descansan en la penumbra,
no brillan,
entregan a laberintos donde se acaba la existencia,
busca migajas de la brisa;
qué inútil es pensar en arreglar,
en volver pausadamente con las manos frías,
sin frases mentirosas,
llevando al incrédulo que paga el precio
de la llamada del tiempo entre mi espíritu y mi cuerpo. Rueda la voz, escalofriante herencia estéril que ataca mis nervios, desafiante el infierno, mi miedo.


Momento

Una vez me perteneció,
pero se esfumó,
se escapó como aquel ciervo
que se libró de las garras del tigre.
Aún así me pregunto,
¿existe?, ¿tengo mi momento?
Ese momento que sentí mío
que me perteneció
que fue parte de mi vida
que me desahogó
simplemente ya no está,
ese tiempo que jugaba
con mis sentidos y llenaba
de dicha o melancolía
mis venas tras cada palabra.
¿Busco culpables?
¿Tú o yo?
Mi momento.
Mi secreto.
¿Quién detuvo el reloj?
¿Quién colocó en la cárcel
aquellos minutos que
esperaban ser un momento?
Tal vez de tristeza o avaricia de compartir con
alguien que estuvo siempre allí.
Los días se hicieron noches,
los minutos, horas, y yo
esperando tu llegada para crear
nuestro momento;
un momento que anhelo y necesito,
que empecé a extrañar hasta en
mis sueños.
Pensé, ¿el momento se olvidó de mí?,
¿qué le sucedió?
Mi espera no fue recompensada
y ese día no salió el arco iris,
sólo llovían lágrimas en mi corazón
por un intento de revivir
aquel momento que se marchitó.
Momento que aún espero con
tu presencia,
momento que si regresa no sea
demasiado tarde.





Llegué al punto de ebullición
con palabras que borraron las tuyas;
colores que no llegaron al final del día
y fueron grises en su andar.
Se hace uno la razón dejando ciego el camino;
sombras de sentimientos fríos que violan la inocencia del beso perdido, marcando en la pared las líneas del destierro.

Fundida la flecha de la traición
gotea dolor y despecho,
mientras que las lágrimas se acuestan en la almohada,
se hace amargo el corazón.
El silencio de tus ojos sólo ven la noche y no sienten más allá.

Ella, tan inocente
intentaba ser devorada por gente
escuchó su llanto
llora ausente
Su bonita sonrisa caduca en el horizonte
escala cordillera pero se detiene en su credulidad
y una cacofonía de aves se eleva a su alrededor
cerca de nubes opaca a la distancia de un problema
Despojada en lágrimas de absolución (quisiera acompañarla)
Ella, es menor
observa por su ventana la melancolía de la lluvia
acampa esperanza
llora el silencio y se desborda el cataclismo de su mirada
umbral que la deja en su alma, le da la bienvenida a la soledad.
La vigilia es artista, dibuja en su pared luciérnagas vestidas tornasol
el marco brilla, brilla el sol
y sus pestañas hablan con sus mejillas
recuerdan cuando sus labios tenían forma circular
Qué triste está la niña


A George Bush

Egoísmo

Nos llena la ambición y el poder
el muchos del mundo, califica un cero
y matamos la existencia con su existencia
sacrificamos amigos con saliva de fuego;
fuimos muchos. ¿Cuántos seremos?

Miramos a nuestro lado
hay un mendigo implorando,
damos mentiras creyendo tener el cielo,
las sábanas de la injuria son presa del infierno
exploran en un navío almas inconsolables.

Se llama el alma del perro desgraciado
que ríe, sabiendo que ignora la muerte
de gaia, caminando la ve y no detiene el beso
a los ojos verdes.

Egoísmo que engaña a la vida, se clava en la aurora
frío yermo, castiga a la sonrisa.

Amanece una podrida tortura, mancha nubes
con humo tecnologizado, perturba la atmósfera
visiones armadas del uno que nos domina.

Batalla a Sangre fría.


Horas contigo

¿Por qué, después,
lo que queda de mí
es sólo un anegarse entre las cenizas
sin un adiós, sin nada más que el gesto
de liberar las manos?
Julio Cortázar

A ellos, el tiempo decidió y los sentimientos se nublaron

Me pregunto si alguna vez te dije mi nombre,
en qué trabajo o de dónde vengo.
Me pregunto si te pregunté lo mismo
a veces pienso si me importa saber cómo te sientes
o que tú sepas cómo me siento,
o si recibiste una llamada mía para ir a cenar,
no nos importa a ninguno de los dos.
Si alguna vez hablaste no te escuché,
en estos momentos solía pensar q
ue se trataba de un insecto,
no sé tú qué habrás pensado
cuando te decía hola y adiós.

Caminábamos dos cuadras juntos,
tú contabas los pasos hasta que nos alejábamos,
te daba siempre lo mismo;
yo me quedaba allí, en la esquina,
viendo cómo te entrecruzabas con la gente
y tú volteabas con una sonrisa reafirmando tu despedida.
Me pregunto si durante los años vividos contigo
realmente nos conocimos.


Sonrisas apagadas

7am Hora en la que el amanecer brilla sobre ti,
él se va.
Transcurre el día entre encantos y gestos tranquilos;
ya al mediodía caen a gotas tus recuerdos.

12m Parte la sonrisa, dardos que se clavan en tus poros,
se desvanece la esperanza de vivir,
él volvió.

8pm Lágrimas sacian la sed de tus mejillas moradas,
se oculta la melodía de tu rostro entre manos frágiles,
ojos adormecidos son víctimas de otra vida.

Órbita elíptica consumiéndose en la pipa,
así se queda
no haces nada por temor del día.
Encendido - Apagado
On - Off
 




Un sueño aburrido
en el triángulo obsceno,
confidencia de una palabra poética
del brazo izquierdo
con la pierna derecha.
Miércoles dice que me
suicide al amanecer y
pregunto, ¿por qué no asesinarlo a él?
Qué psicosis está enfrentando
el tip nervioso de mi mano,
conjunto de ejercicios en un solo movimiento.
Conversaciones frente al espejo
caudal de exhalaciones y una
Hitler del viento, autoridad legitimada
en mi propia votación,
no soy
zapato de marca, cinturón de cocodrilo.
Capitán sin brújula
qué carajo manual he de seguir
eyaculada fantasía de mi voz
dádivas de un diccionario antiguo
que me llevo en la cesta,
en un tatuaje de mi espalda que no veo.





silencio camina qué enigma
ojos, mis ojos me dejan sola
se pierden en la risa de los versos,
en el paraíso voy de la mano como mi alma, mi propia alma
que deja en vestidos transparentes a mi voz,
señora de los vientos, reina inmortal
enciendo el fuego, soy diosa de los versos, palabra que anidan en mis manos guían mis besos en letras, las letras en medio del bosque
al fondo la silueta de un poema
que absorbe su elegancia
paradoja intranquila que relata una hoja en enero






Cierro las cortinas del tiempo
en este espasmo de locura
no necesito saber si me estoy haciendo vieja
porque encerrarme en esta concha es suficiente,
vivir por una copa que se cultivó hace 18 años
la más barata belleza que lleva en su portada





Tus ojos vendrán en el amanecer
la muerte te besa en lo infinito de la luz
entre lirios amarillos se oculta tu cuerpo
borra el color que algún día tuvo tu piel
miro el perfume que dejas en la almohada
bebo tu alma en copa de plata
hilo tu nombre en las hojas de un libro
mi suspiro se vuelve nada
lágrimas infectadas crucifican mi silencio
mientras fermentan el tiempo
en miseria


Princesa de la muerte

Regalas tus encantos a muchos que no esperan tu visita
antes debes llamar, sé educada
tu veneno se incrusta en la mortalidad del hombre,
la tinta estéril va sola, escribe en papiros de existencia
condenada soberbia, qué inescrupulosa eres
bendita crueldad sobre la espalda
objeto perdido colgando en la pared
bala perdida.


En silencio

Veo tu voz en el ocaso
no evito que mis labios te deseen
toco tu mirada en aquel espacio con tanta gente
yo reservo mi luz para más tarde, espero no sea tan tarde
en el tiempo que lo apresura
cae en un abismo negado a la existencia
algunos saben que eres tú,
me siento un cuadro de Dalí, como una nota de Silvio
me desvanezco al tocarte
sin tenerte más que en mis sueños.


Soy lo que buscas

Creí ver tu cuerpo robusto y atractivo, allá, en el malecón
observando las estrellas
buscas respuestas del amor, ¿por qué lo buscas?
Si aquí estoy yo, la salida a tus dudas.
Te daré mis labios, serás dueño de mí
de mi cintura y mi alma
soy lo que buscas con el corazón
soy lo que buscas con tus manos
lo que buscas con tu mirada.

Sentirás cada rasgo de tu cara con felicidad,
pintaré sonrisas y bellas melodías en tus mañanas…

Seré el resplandor de tus días lluviosos
seré la brisa que toca tu voz
robándote besos para mi cuerpo.
No busques más, soy tus respuestas a lo que siempre has buscado, porque te abrazo en mi infinito sueño desnudándote con mi boca…

Tómame, soy lo que buscas
Yo soy la respuesta a tus dudas.

Y en la oscuridad te veo
rechazando mi mirada,
mis manos esperando tocarte
besan el cuarto de la luna.

Lo moral y lo inmoral es néctar
cada noche, elige tú
yo tengo lo mío
junto a un abismo se comparten los deseos.

Y con un beso robaré tu alma
mientras en tu cuello se dibuja
el elixir de mis venas…

Acerca tus manos
deja correr tu piel en mí,
que se pierde en ambiciones y perturba
la inocencia de ojos sin destino.

Déjame en el amanecer
donde un día quiera ser noche
y una noche quiera ser.




¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¿Que es poesía?, ¿y tú me lo preguntas?
Poesía… eres tú.
Gustavo Adolfo Bécquer


¿Qué es poesía,
un sublime vuelo en el cielo del amor
o una barca real que danza por los mares?

¿Poesía es mi arte?, no lo sé, tal vez,
unir palabras con sentido
¿a eso le llaman poesía?, un
sentimiento que va más allá de un oficio
transmitiendo un ser verdadero,
un momento de fantasía y realidad.

Y, ¿qué es poesía?
Simplemente un esperado beso
de tu primer amor,
un abrazo al universo que
se guarda en el corazón.
poesía eres tú con media sonrisa.
Y con tus ojos cerrados.
Eso es, simplemente, poesía.

Que nadie me diga cómo escribir
qué si Rilke no me ha enseñado
qué si Poe no me ha influenciado
déjenme vivir en las líneas de Cadenas
que Eugenio Montejo me enamore y
Tolkien me lleve entre historias fantásticas de época.
Siento lo que escribo, lo escribo como lo siento
una pasión que se llama poesía, una canción más que melodías.

que nadie me lo diga, que yo lo descubra.


Historia de un escape

Se pinta en mi pared
el silbido de un escape,
miro por la ventana
desnudo mi voz.





Escucha mi susurro
en la oscuridad
siente mi alma que
envenena tu ser…





Te escribo diciendo que hoy tus ojos cuelgan de mi pared, tu corazón
un puñal que no hace más que agotar la existencia de mis cortinas.
Desvainas las lágrimas que caen y caen perdiéndose en las mejillas,
¿sabes para qué nos quiere la luna?,
para encerrar en infinitos sueños nuestro placer subconsciente.



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