El reverso del Bicentenario


Ángel Rafael Lombardi Boscán
Maracaibo, Septiembre de 2010

La historia es el producto más peligroso
que haya elaborado la química del intelecto.
Sus propiedades son muy conocidas.
Hace soñar, embriaga a los pueblos,
engendra en ellos falsos recuerdos,
exagera sus reflejos, mantiene sus viejas llagas,
los atormenta en el reposo,
los conduce al delirio de grandezas
o al de persecuciones,
y vuelve a las naciones amargas,
soberbias, insoportables y vanas. 

Paul Valery (1871-1945)

Mejor introducción imposible. Y todo ello viene a propósito de estas celebraciones rimbombantes y sin sentido del decoro que transforma el pasado en burda propaganda.

Si no, veamos. «La Independencia Nacional representa nuestra Edad de Oro, época de gloria y forjadora de héroes». En realidad fue una masacre, un asesinato en masa que se cobró la bicoca de 200.000 personas fallecidas, sobre un total de un millón, es decir, un 20%. La Costa Firme fue la «América Militar» de acuerdo a las lapidarias palabras del General Don Pablo Morillo.

«El Ejército Libertador liberó cinco naciones». Depende de la perspectiva con que se mire. Los habitantes de Maracaibo, Coro, Guayana, Pasto, Piura y Lima, además de otras ciudades y regiones, no querían la independencia. En todo caso, percibieron a los ejércitos bolivarianos como unos invasores ya que estaban a gusto dentro de la Monarquía.

«Los británicos ayudaron a Bolívar y la causa republicana de una forma desinteresada». En el juego geopolítico entre potencias no hay amigos sino intereses. Inglaterra pretendió sustituir a España como la potencia hegemónica y evitar con ello que la Francia napoleónica se le adelantara. Además, el «cobro» fue más que exagerado: los ingleses nos quitaron todo el Esequibo, y si no es por la Doctrina Monroe (1823): «América para los Americanos», es decir, para los estadounidenses, se hubieran apoderado de todo el Sur del país.

«Venezuela, hace doscientos años se constituyó en una potencia, en un coloso continental». Bueno, en realidad, poco queda de ella. Entre caudillos, autócratas y corruptos, el saqueo sobre el país ha sido permanente. Los despojos territoriales nos han hecho perder medio millón de kilómetros cuadrados, y, además, ahora se nos va la luz todos los días y la independencia alimentaria está en veremos.

«La violencia es ‘la partera de la Historia’, sin violencia no hubiera habido Independencia». La Independencia del Brasil (1822) fue una «épica» del acuerdo, no hubo derramamiento de sangre a los niveles de la América Hispana.

«Maracaibo, ciudad disidente, vive en el pecado histórico por no seguir el ejemplo que Caracas dio». Los marabinos, rivales económico/comerciales de la Provincia de Venezuela, aprovecharon la coyuntura de 1808-1820 para obtener mayor autonomía; además, sus autoridades, tuvieron la responsabilidad de encabezar la contrarrevolución. En el escudo de la municipalidad de Maracaibo, podemos leer aún hoy: «Muy noble y leal». Maracaibo y sus habitantes tuvieron la fortuna de no verse afectados por la guerra; el Lago y su geografía contribuyeron a su aislamiento. La «estrella» de Maracaibo aún no ondea en el pabellón nacional.

«La Campaña Admirable del año 1813 constituyó un brillante triunfo del genio estratégico de Bolívar». Campaña militar sobredimensionada llevada a cabo desde la Nueva Granada y que soslaya la presencia de soldados oriundos de ese territorio; además, la «velocidad» de Bolívar tenía como justificación llegar antes que Mariño y la fuerzas orientales a la capital del país.

«El Ejército Expedicionario del General Don Pablo Morillo arribó a Venezuela en el año 1815 a someter a los súbditos rebeldes». Totalmente falso. Ya el asturiano José Tomás Boves había «limpiado» de enemigos del Rey todo el territorio venezolano en el año de 1814, utilizando una estrategia de tierra quemada y de odio a todo miembro del sector social blanco. Morillo vino a contener a Boves y a los jefes rurales del propio realismo que, con sus acciones «populares», pusieron en cuestión los fundamentos de la sociedad colonial tradicional.

«La Independencia fue una gesta popular». El pueblo como tal se involucró de una manera anárquica y acompañó indistintamente a uno u otro bando. En realidad el conflicto de la independencia fue un conflicto entre el sector blanco. Por un lado, los partidarios de la Monarquía; y por el otro,  los partidarios de la República. En realidad, ambos procuraron maximizar sus intereses de clase y grupo, aunque, paradójicamente, fueron barridos por la vorágine de la guerra.

«Francisco de León en contra de la Compañía Guipuzcoana (1749), la revuelta de los Comuneros (1781) y la rebelión de José Leonardo Chirinos (1795) fueron movimientos pre-independentistas». Ninguno de los tres se planteó un cuestionamiento a los fundamentos esenciales del régimen colonial. Francisco de León combatió un monopolio comercial en manos de una compañía vasca; los comuneros protestaron contra los nuevos impuestos y el mal gobierno; mientras Chirinos y sus acompañantes en la revuelta sólo aspiraron a su libertad personal, no filosófica. Un dato importante: los esclavos en la colonia fueron analfabetas.

«América se rebela contra la Metrópoli y desencadena los procesos emancipadores a nivel continental». El año 1808 es clave para comprender todo el proceso independentista. En ese crucial año ocurre la invasión de Napoleón sobre España, y, en consecuencia, es España la que abandona sus territorios coloniales americanos, y no al revés.

«José Tomás Boves, el Taita, fue un sádico sediento de sangre, el principal responsable de la guerra a muerte». No hay duda de que fue un monstruo sin escrúpulos, uno de sus pasatiempos favoritos era colocar a sus víctimas una y otra vez ante un pelotón de fusilamiento y simular este ritual de la muerte, hasta que ya cansado de jugar, ordenaba cargar los fusiles y acabar con el tormento. Bolívar, para vencer, no se quedaba atrás, y pocas veces dudó en mandar a fusilar a sus prisioneros; además, y como era usual en la época, estos militares bárbaros se complacían enviando como presentes las cabezas fritas de los adversarios. En una guerra de lobos, el más bravo, a la larga, tenía que imponerse.

«En una guerra sin cuartel no hubo voces conciliadoras que llamaran al entendimiento». Nada más lejano a la verdad. El Regente Heredia, Juez de la Real Audiencia, escribió unas Memorias sobre el conflicto donde puso de relieve una «piedad heroica», cargado de lucidez y humanismo. Este realista convencido fue un adalid a favor de la paz. Sólo que en ese tiempo sombrío los lobos se comieron a las ovejas.

«Los Ejércitos españoles combatieron en contra de los Ejércitos Libertadores». En un estricto sentido no hubo, en el caso de los partidarios de la República, un Ejército formal, profesional. Habrá que esperar cien años después a que el dictador Juan Vicente Gómez ordene su fundación. A su vez, los pocos contingentes de soldados peninsulares que arribaron al país, sucumbieron como moscas por causa de la malaria, el escorbuto, la insalubridad y las inclemencias del clima. Morillo y la oficialidad realista tuvieron que nutrir sus filas con soldados oriundos del país.

«Dadme un Páez, Majestad, y mil lanceros del Apure y pondré Europa a vuestros pies». Frase atribuida al General Don Pablo Morillo, destacando la bravía del soldado llanero, fuerza movible y eficaz en terrenos abiertos y llanos propios del trópico, más torpe e inefectiva en terrenos altos y temperaturas frías. Con razón Páez se negó acompañar a Bolívar a tramontar la cordillera andina en la campaña del año 1819, cuando se ganó en Boyacá.



1 comentario:

  1. Si celebramos que Venezuela se independizó de España, no veo por qué no podemos proponer seriamente la posibilidad de que el Zulia se independice de Venezuela.

    ResponderEliminar